Cómo combatir las agujetas

Si esta mañana te duele hasta estornudar, es por que ayer estuviste entrenando duro. ¿Me equivoco? Quizás estabas más inspirado de lo normal y, tras mirar fijamente a la máquina de pectorales, no pudiste evitar aceptar el desafío. Lamentablemente, hoy estás pagando las consecuencias. La verdad es que, aunque puedan ser muy molestas, las agujetas son el signo ineludible de un entrenamiento bien hecho. Por eso, tienes que felicitarte por haber trabajado duro.

Si eso no te sirve de consuelo, será que el dolor está afectando a tu humor. Es cierto que es imposible eliminar las agujetas pero saber qué son, cómo evitarlas y aprender a recuperarse es, sin duda, el primer paso para conseguir minimizar su impacto. Hoy te traemos la guía definitiva para combatir el dolor muscular después de un entrenamiento extremo. ¡Toma nota!

¿Qué son las agujetas?

Si notas que tus músculos están hechos trizas es normal. Básicamente, las agujetas son el resultado de pequeños desgarros que se producen en las fibras musculares. Esta rotura puede deberse a que las fibras son débiles, es decir, el músculo está desentrenado y no puede asimilar ese nivel de trabajo. También pueden aparecer porque se somete al músculo a un nivel de ejercicio muy superior al que puede soportar. El dolor es provocado por la rotura de las fibras débiles del músculo. Las que quedan como supervivientes son las más fuertes por lo que las agujetas forman parte del proceso de crecimiento muscular.

¿Cómo evitarlas?

Si aún no estás padeciendo las agujetas pero quieres prevenir su aparición, lo mejor que puedes hacer es elabórarte un plan de entrenamiento en el que planifiques la intensidad de tus esfuerzos de manera gradual. Si hace mucho que no haces deporte, tienes que empezar con entrenamientos suaves. Imagínate que, por ejemplo, tu idea es prepárate para una carrera. Tienes que comenzar con entrenamientos de poca duración y de baja intensidad. Prueba el lunes y miércoles con 20 minutos de carrera continua. Descansa el resto de la semana y empieza el lunes siguiente añadiendo más tiempo y más velocidad.

¡Recupérate!

Una vez aparecen, no se puede hacer absolutamente nada por eliminar las agujetas. Lo único que puedes hacer es garantizar una recuperación rápida y agradable y para eso, la mejor manera de combatir las agujetas es haciendo más ejercicio. Aunque parezca imposible, el deporte es lo único que puede salvarte de sufrir. Si sigues entrenando, conseguirás que tus músculos se acostumbren más rápido a un nivel de exigencia alto y que tus fibras sean, cada vez, más resistentes. Es importantísimo que, cuando acabes, no te olvides de estirar. Además, también existen otras soluciones complementarias que, seguro, te parecen menos agresivas como, por ejemplo, beber agua con limón.

Los estiramientos son la mejor manera para conseguir una recuperación rápida y poco agresiva. Es muy recomendable hacerlos incluso antes de que aparezcan las agujetas. Hoy, te presentamos 3 estiramientos para reducir tus dolores musculares rápidamente. Lo ideal es hacerlos después de 10 minutos de cardio intensos.

Estiramientos para una recuperación rápida

Empieza en posición erguida con los pies firmes justo debajo de tus caderas. Levanta las manos hacia el cielo intentando mantener una posición rígida y firme. Con la cadera estática, vuelve tu cuerpo hacia delante. Tienes que conseguir no flexionar las rodillas y desplazar, ligeramente, el trasero hacia detrás. Cuando este tu tronco superior completamente estirado, debes mover tu cuerpo hacia detrás, desplazando tu trasero hacia delante. Haz cinco repeticiones.

Empieza en posición de flexión con las manos dispuestas en el suelo a la altura de los hombros. Empuja con el tronco superior de tu cuerpo para desplazarte hacia arriba. Tienes que conseguir formar un ángulo recto con tu abdomen y tus piernas. Aguanta cinco segundos en esa posición desplaza tu cuerpo hacia delante, manteniendo tu tronco inferior pegado al suelo. El tronco superior tiene que quedar recto. Debes hacer cinco repeticiones.

Siéntate en el suelo con tus pies extendidos delante de ti. En tus brazos, sostén un balón medicinal e intenta desplazarlo, con los brazos tensos, lo más alejado de ti. Manteniendo la rigidez corporal, debes conseguir acabar completamente estirado en el suelo. Vuelve a la posición inicial y haz cinco repeticiones. Si no tienes balón medicinal, puedes realizar este estiramiento manteniendo los brazos rectos.