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Ayer lo diste todo en el gimnasio. Sigues la dieta a rajatabla. Te despiertas, pones un pie en la báscula pensando que vas a ver el número mágico que tanto llevas esperando, y de repente… has ganado algún kilillo. Ese numerito que viste por la mañana puede arruinarte el día entero. Es prácticamente imposible ganar un par de kilos de grasa por la noche. Tendrías que ingerir 10.500 calorías extra en un día… ¡Eso son casi 20 hamburguesas!Por eso, no es aconsejable pesarte más de una vez por semana. Aún así, ¿todavía crees que realmente has subido unos kilitos durante la noche? Te explicamos 7 razones por las que esto ha podido pasar y por qué esos kilos no se quedarán por mucho tiempo.
1. Has bebido demasiada agua
Simple matemática. Si por la noche antes de dormir, bebiste por ejemplo 75cl de agua (3 vasos), esto son exactamente 750 gramos. Si bebes más agua de la que el cuerpo necesita y además te pesas cuando todavía no la has “eliminado”, es normal que la báscula te indique un número superior al que esperabas.
2. Le has dado muy duro al gimnasio
Si levantaste muchas pesas ayer, puedes sentirte un poco desilusionado al subirte a la báscula. ¿Por qué? Levantar pesas puede causar pequeños desgarros en el tejido muscular. Mientras estos tejidos tratan de repararse, el músculo puede retener fluido extra para ayudar en el proceso. Normalmente, este efecto no suele durar más de uno o dos días, pero ¡merece la pena al ver cómo vas ganando fuerza!
3. Te pasaste comiendo la noche anterior
Este motivo es bastante obvio, pero también hay que mencionarlo. Si te comiste un paquete entero de patatas fritas o una pizza y bebiste algunas cuantas margaritas de más, experimentarás un aumento de peso temporal, mientras el cuerpo decide dónde ponerlo todo. Si no tiene a dónde ir, el cuerpo podría guardarlo en la reserva de grasa. Pero tranquilos, una noche de locura no significa una subida de peso permanente. Ponte manos a la obra al día siguiente y haz que esas calorías trabajen.
4. Tu ingesta de sodio ha sido más elevada de lo normal
Si tu menú del día anterior contenía mucho sodio, al día siguiente podrás sentirte más pesado/a. El sodio causa retención de agua. Alimentos como congelados, salsa de soja o carnes procesadas, contienen mucho sodio. Bebe unos cuantos vasos de agua extra para ayudar a tu sistema a eliminar el sodio que sobra en tu cuerpo. El peso cogido por la retención de agua no se quedará por mucho tiempo.
5. Demasiados carbohidratos el día anterior
Quieras o no, si desayunaste cereales, almorzaste un sándwich y cenaste pasta, es muy probable ver un par de gramos o incluso kilos de más en la báscula al día siguiente. Al igual que con el sodio, los carbohidratos también causan retención de líquidos. Si quieres deshacerte de ese peso extra de agua, cíñete a una dieta baja en carbohidratos al día siguiente (carnes magras y verduras frescas) y el peso desaparecerá sin que te des cuenta.
6. No fuiste al baño correctamente
No ir al baño correctamente el día anterior, puede suponer uno o dos kilitos de más en la báscula. Asegúrate de pesarte siempre en las mismas condiciones: antes de desayunar y después de haber ido al baño.
7. Síndrome pre-menstrual
Las hormonas en nuestro cuerpo también juegan un importante papel en nuestro peso.
Antes de la menstruación, el cuerpo también puede retener agua, reflejándose en la báscula como un aumento de peso. La mejor forma de contrarrestarlo es bebiendo mucha agua y comiendo sano. De todas formas, una vez vez pasada la menstruación, estos síntomas desaparecen. ¡Lástima que no pueda decir lo mismo del peso que ganamos comiendo toneladas de chocolate esa semana!
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